martes, 23 de junio de 2020

Año Nuevo de los pueblos originarios. La celebración de un nuevo ciclo de la naturaleza en el hemisferio sur.

Desde el 21 al 24 de junio, todos los pueblos originarios de nuestro país y de América del Sur celebran la vuelta del sol. El solsticio de invierno representa el camino de regreso del Sol a la Tierra, movimiento aparente que se produce por la inclinación del eje terráqueo. Regresa la luz, las noches se volverán más cortas y los días más largos a lo largo de los próximos seis meses. 

Para los pueblos originarios tanto los solsticios como los equinoccios siempre fueron de importancia ya que a través del comportamiento del sol podían entender mejor la naturaleza que los rodea y de la cual dependen constantemente para el ganado y la agricultura. Es un período considerado como un renacer, la cosecha ya ha finalizado y ahora la tierra se prepara para la época de siembra. Los brotes emergen, los animales cambiarán el pelaje y los caudales presentarán un incremento en sus aguas por las lluvias y deshielos. 

Diversos pueblos comienzan sus ceremonias rituales para dar paso a este nuevo año, dando gracias a la madre tierra y al padre sol, solicitando un año productivo y lleno de prosperidad para su ganado y sus cosechas. 

El pueblo Aymara celebra el “Machaq Mara” o separación del año. En esta fiesta se entregan ofrendas a la madre tierra o Pachamama para agradecer su generosidad. Con un espíritu de comunidad celebran con bailes, música y comida. 

El pueblo Quechua, por su parte, celebra esta fecha bajo el nombre “Inti Raymi”, fiesta de agradecimiento a la naturaleza y al astro solar Inti, ritual heredado de la cultura Inca. 

El pueblo Kolla también se hace parte en la celebración de este año nuevo bajo el nombre de “Huata Mosoj”, la cual se realiza al amanecer y es llevada a cabo por un Yatiri, que corresponde a una persona sabia elegida por las fuerzas espirituales. 

Los Atacameños, bajo el nombre de “Likan Antai”, encienden un fogón y realizan un ritual pidiendo «Aijate, aijate al jumor» en lengua kunza, lo que significa “acércate al fuego”, mientras alaban a la Pata Hoiri o madre tierra. 

Esta fecha también adquiere gran importancia en la cultura Rapa Nui, donde se celebra el “Aringa Ora o Koro” que se traduce como “El rostro vivo del patriarca”. Durante este rito se celebra el comienzo de una nueva temporada. Relacionada a la creencia geográfica que esa isla es el ombligo del mundo, se agradece el cordón umbilical de la vida, como un símbolo de fertilidad y productividad. Durante este evento también se homenajean a los patriarcas de las familias, junto a los linajes y parientes de la comunidad. 

Una de las celebraciones más populares hoy en día es la del pueblo mapuche, que recibe el nombre “We Tripantu” o “Wiñoi Tripantu”, que en su lengua, el mapudungun, significa “la nueva salida del sol”. Se reúnen en una casa anfitriona donde cada asistente lleva su yewüm (aporte en alimentos o presentes) y como grupo comparten historias y cuentos de la cultura mapuche. También se realizan bailes ceremoniales en torno a un fogón y juegos tradicionales, todo acompañado de comida de tradición mapuche como lo son el muday o mültrün. Cuando amanece se bañan en un río para eliminar todo lo viejo y los malos espíritus, luego se reúnen para recibir al sol y exclaman “¡Akuy we tripantu!” y “Wiñoi tripantu” (“¡Llegó el año nuevo!” y “Regresa el amanecer” respectivamente). Durante el resto de día diversas actividades ceremoniales y de festejo se realizan para empezar el año nuevo con prosperidad. 

El conocimiento del movimiento de la tierra nos demuestra la gran sabiduría que tuvieron nuestros pueblos indígenas precolombinos, es un conocimiento científico real que tuvieron nuestros ancestros Kimche mapuche. Este conocimiento los mapuche lo establecieron en su propio calendario generado y creado por ellos hace mas de 12 mil años, el que llamaron Rakin Txipantuwe o Rakin Txipantu. 

Este Calendario mapuche o Rakin Txipantuwe se le llamaba el Calendario de las 13 lunas. A través de este Rakin Txipantuwe, los mapuche determinaron en forma perfecta, los días y las noches. Al día se le llama Antü y la Noche se le llama Phun. Al mes se le llama Küyen, que tiene el mismo nombre de la Luna, porque la Luna siempre y en todo el mundo ha guiado el ciclo mensual, que tiene 28 días de duración. Por lo tanto los meses no pueden tener ni 30 ni 31 días. Así el Calendario mapuche tiene 13 Küyen de 28 días cada uno, por lo que su ciclo anual alcanza 364 días justos. 

Además el calendario mapuche tiene 4 estaciones en el año, pero ninguna es igual a otra, es decir, no son simétricas. El Rakin Txipantuwe Mapuche determinó o mejor dicho, los mapuche habían ya descubierto tanto la rotación de la tierra como la traslación de la tierra en torno al sol. Para ello, nosotros nos hemos basado en la propia lengua vernácula mapuche que tiene una evolución de más de 12 mil años para haberla descubierto. Es decir todo lo que está en la lengua ancestral mapuche, significa que el mapuche tuvo pleno conocimiento, que lo conoció, lo utilizó y le puso nombre. Por el contrario, si algo no está dentro de la lengua mapuche, quiere decir entonces que los mapuche desconocían ese tema, y por tanto no le pusieron nombre propio, sino que lo acomodan al mapuzugun lo que se suele decir, se amapuchizó la palabra, como es el caso del caballo y las vaca, animales que los mapuche no teníamos, y por eso a la vaca le llamaron Vaca, y al caballo Kawellu, ambas palabras, fueron “mapuchizada” e incorporada al mapuzugun actual. En cambio con la palabra rotación y traslación sí tenemos una palabra propia, lo quiere decir que sí sabíamos de la redondez de la tierra, y de su traslación en torno al sol. Así pues para decir rotación o circular los mapuche dicen CHÜNKÜZ MAPU, esto es Tierra redonda. Y para decir traslación de la tierra dicen TÜWAY MAPU. Esto nos indica un conocimiento científico preciso que tuvieron nuestro sabios originarios o Kimche, hacen miles de años. 

Curiosamente en todo el Abya-Yala hoy continente Americano, no hay lecturas, ni mitos ni Epew mapuche que hable de lecturas geocéntrica del sistema solar o que la tierra era plana como lo concibieron por miles de años los occidentales. Por el contrario, en todas las culturas precolombina del Abya-Yala, solo nos encontramos con lecturas heliocéntricas, esto es; que es la tierra que gira en torno al sol y no que sea el sol que gira en torno a la tierra como se creía en la edad media de los occidentales. Esta sabiduría indígena es loable, hoy, cuando por más de 500 años nos han marcado con el estereotipo de “indios ignorantes”, podemos demostrar que los Mapuche son un pueblo muy sabio, como los mayas, los aztecas, los incas y muchos otros pueblos precolombinos que vivieron por miles de años en este continente que se llamaba ABYA-YALA, de acuerdo a la lengua de los Kuna, que viven en lo que hoy es Panamá. 

Fuentes: 

-Fundación Imagen de Chile 

-Juan Ñanculef Huaiquinao, Investigador, Historiador

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