La casa de las bellas durmientes
Yasunari Kawabata
Seix Barral
112 páginas
Yasunari Kawabata
Seix Barral
112 páginas
La casa de las bellas durmientes nos entrega una premisa bastante perturbadora: un hombre de 67 años paga para dormir con jóvenes vírgenes narcotizadas. Para ello, acude a una misteriosa casa regida por una mujer de dudosa integridad.
Se explora entonces con profusos detalles cada una de las noches en que comparte el sueño con mujeres hermosas. Si bien al principio siente dudas, aquellos cuerpos turgentes se convierten en una adicción. Anhela el frescor, el olor, la piel tersa y bien formada de aquellas niñas que están empezando a vivir.
Así, se contrapone la voluptuosidad de la juventud frente al deterioro y el cansancio de un hombre que siente que le queda poco para seguir siendo hombre y se realiza un viaje al pasado del protagonista, en una profunda reflexión sobre las relaciones que ha mantenido a lo largo de su vida con las mujeres.
También medita sobre los motivos que mantienen en pie este oscuro negocio exclusivo para ancianos, ¿Qué los lleva a su edad ansiar ese tipo de compañía? Es el temor a la muerte y la nostalgia por la juventud perdida, pues a pesar de que el letargo de estas mujeres hace imposible cualquier tipo de interacción, su cercanía se convierte en el refugio de hombres seniles que buscan un último hálito de vida en estos encuentros.
Si bien este tipo de negocios existe en Japón (con mujeres conscientes y tarifas por hora), en la novela el hecho de que las jóvenes permanezcan inertes y no recuerden nada se transforma en el mayor encanto: el hombre es libre de hacer lo que quiera con esos cuerpos desnudos durante varias horas y el factor de que el sexo esté prohibido le otorga un carácter más ritual al asunto.
Desde nuestra visión occidental, siempre puede resultar un desafío acercarse a la literatura japonesa y las interrogantes que nos plantea. En esta novela se reflexiona sobre las distancias entre la vida y la muerte y es ante todo una exploración sobre el erotismo, la violencia, el morbo, la humanidad o la falta de ella: ¿hasta dónde es capaz de llegar un anciano para sentirse vivo de nuevo? ¿es moralmente incorrecto pagar por dormir junto a alguien? ¿Cuánto estamos dispuestos a hacer por sentirnos cerca de la belleza y la juventud?
Por Catalina Arancibia Durán para Catalejo Libros @catalejo_libros (instagram)
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